martes, 20 de octubre de 2009

20-10-2009
Hypatia, más que una mártir pagana

Manuel Lozano Leyva

Gracias a la película de Amenábar todos opinan sobre Hypatia, y sólo por eso, creo que ya ha supuesto un gran éxito. Sin embargo, menudean dos matices para alborozo de ciertos sectores. Uno, que los cristianos de hoy nada tienen que ver con los de entonces y que los fundamentalistas que deben sentirse aludidos por la película son los islamistas. Dos, que si no hubiera sido por su cruel muerte, la obra de Hypatia apenas ocuparía unas líneas en la historia de la ciencia. El primer punto que cada uno lo asuma como quiera, pero el segundo es tan injusto que hay que salirle al paso con decisión.
Decir que Hypatia y su padre fueron simples epígonos de los grandes maestros de la antigüedad equivale a decir que cualquier científico de hoy, por muy notable o discreta que sea su obra, no es más que un comentarista de Galileo, Newton y Darwin. En cierto modo es correcto, pero no es que sea afirmación de trazo grueso, sino escrita con una escoba. Pero puesto que los manuscritos de Hypatia no se conservan y hemos de acudir a los testimonios de Sinesio, Damascio, Suidas, Sócrates Escolástico y otros, pocos de ellos coetáneos suyos, dejemos la filosofía y la matemática y centrémonos en lo más objetivo: los instrumentos astronómicos y físicos de los que nadie cuestiona su autoría y cuya descripción no exige el rigor de fórmulas y formulaciones del propio autor. Los testimonios permiten sostener que el astrolabio de Hypatia era superior a los de Hiparco y Ptolomeo, porque situaba las estrellas, el sol y la luna en la esfera celeste y daba la hora a partir de sus posiciones con mayor precisión que aquellos. La limitación del astrolabio de Hypatia era que no servía para navegar porque sólo era válido desde Alejandría. La inserción en el instrumento de una placa única que sirviera para todas las latitudes tuvo que esperar siete siglos: lo hizo Azarquiel en Al-Andalus. En ese lapso no se tiene constancia de mejora alguna en el astrolabio de Hypatia.
Desde el gran Arquímedes, el concepto de densidad no se había desarrollado hasta que Hypatia ideó su densímetro y pudo hacer medidas de infinidad de líquidos. La humedad del aire simplemente no se sabía medir hasta que la alejandrina construyó sus higrómetros. La destilación parece claro que fue un invento de ella (salvo la posible autoría de María la Judía en el siglo I) y sus termómetros fueron muy exactos. ¿Y cuántos instrumentos más le debemos a Hypatia? Apenas se sabe y habría que investigarlo, porque orillarla en la historia como una sencilla mártir pagana es la mayor injusticia que se le puede hacer.

Fuente: http://blogs.publico.es/ciencias/72/una-tal-hipatia/
Manuel Lozano Leyva es catedrático de Física atómica, molecular y nuclear en la Universidad de Sevilla.

2 comentarios:

  1. isabel_p ha compartido un widget como favorito: BIENVENIDOS Hace unas 2 horas
    Hola, lo primero avisar de que no estoy muy segura de lo que estoy haciendo. Llevo un buen rato dando vueltas por la web para saber cómo y dónde se pueden dejar comentarios (lo mismo me ha pasado en el blog y al final he desistido). Creo que habría tenido que esperar a que me enseñaran mis hijos... en fin, por si consigo que llegue a vosotros, me refiero a la CCB de Alpajés, (aclaro porque no sé muy bien donde estoy escribiendo) os envio mi gratitud, como madre de tres hijos a los que intento hacer leer disfrutando. Estoy segura de que si todos ponemos de nuestra parte, conseguiremos que el uso del libro por placer se generalice entre nuestros hijos y entre nosotros mismos, por qué no decirlo. Un abrazo a todos y mucho ánimo.

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  2. Hola Isabel,al final llegó tu comentario, no exactamente donde tú pretendías, pero sí al IES ALPAJËS, por eso lo he rescatado y lo he insertado en el blog y en el escritorio virtual, que era donde tú querías. Muchas gracias por habernos escrito y sobre todo por compartir con nosotros la afición por la lectura, por hacer de tus hijos unos estupendos lectores y sobre todo por transmitir públicamente que el camino lo hacemos entre todos. Un cordial saludo.

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